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Un país donde valga la pena vivir. Y vivir juntos

Escribo cuando aún no se termina de contar los votos, pero ya es posible percibir algo distinto en nuestra política. Es que la jornada electoral de este fin de semana ha tenido un poco de telúrico, pese a las voces que la noche del sábado lamentaban que el resultado sería «más de lo mismo».


Lo cierto es que no lo fue.


Habrá tiempo de hacer análisis finos y con todas las cifras sobre la mesa. Sin embargo, algunas primeras conclusiones saltan a la vista: el triunfo de los colectivos independientes, la pérdida de la hegemonía de los partidos tradicionales y la fuerza de las candidatas mujeres (a tal punto que es posible que la paridad termine corrigiendo resultados a favor del sexo masculino). Nuestra Convención Constitucional se verá muy distinta a nuestro Congreso (paritaria y con presencia de pueblos indígenas e independientes) y, dado que ningún conglomerado político obtuvo un tercio de los convencionales, nadie podrá vetar temas a discutir. Para quienes anhelamos una nueva forma de hacer política, estas son buenas noticias o, al menos, interesantes oportunidades que debemos aprovechar.


La participación fue menor a la del plebiscito del 2020 (lo que, la verdad, era esperable), pero bastante similar a nuestras cifras históricas. Esto puede significar que los resultados no son consecuencia de la irrupción de nuevos votantes, sino de cambios vividos por los electores de siempre. Pero, sobre todo, demuestra que el fomento de la participación ciudadana sigue siendo una deuda.


En nuestro país tendemos a asociar participación con elecciones; no obstante, será en la próxima etapa del proceso constituyente (la redacción de una propuesta de carta magna por la Convención) donde la participación ciudadana debe ser protagónica. Parte importante de esto dependerá del reglamento que voten los miembros de la Convención, así como de los estándares de transparencia y los mecanismos de participación incidente que allí se definan. Más importante aún será que conozcamos y hagamos uso de estos mecanismos. Como Momento Constituyente hemos promovido lo primero a través del Compromiso por la Participación Ciudadana en el Proceso Constituyente levantado por la Red para la Participación, de la cual formamos parte. Lo segundo es un objetivo que reside en el núcleo de nuestra organización y que orienta nuestro trabajo de educación constituyente.


Lo dijimos el lunes 26 de octubre del 2020: ahora viene lo más difícil y lo más importante. La frase es igual de cierta hoy y lo seguirá siendo hasta el final del proceso. Nos queda mucho trabajo por hacer. Sé que a ratos es agotador, desgastante e incluso descorazonador, pero al final del camino se encuentra la esperanza de poder construir un país distinto, más justo, equitativo y donde valga la pena vivir. Y vivir juntos.


Que esa esperanza sea nuestro motor y nuestra participación construya el camino que nos lleve a ese horizonte.


Rodrigo Mayorga

Director de Momento Constituyente





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